El viento barre las hojas del otoño,
Y con ellas el polvo de oro que hay en mi corazón.
El invierno se avecina con una brisa que trae consigo soplidos belicosos que rompen en mi alma.
Es entonces cuando todo mi ser se transforma en una hondonada,
Donde en su punto mas bajo convergen los sentimientos en su estado mas puro y primitivo.
Descubro con la inocente mirada de un niño, cuanto te amo.
Y cuan valiosa sos para lograr mi felicidad en este presente..
Eterno...
A veces no puedo...
A veces lo perfecto se vuelve sórdido...y lo onírico empieza a ser
real.
Y solo queda el óleo, el óleo en mi memoria...
Ese óleo pintado con colores inexistentes para el resto...
Solo vos y yo podemos observarlos y comprenderlos.
Quizás las pequeñas sonrisas tiernas que me arrancaste se pierdan en un túnel oscuro.
Ese túnel que solo puede ser iluminado por el brillo de tus hermosos, dulces y cálidos ojos.
Esos mismos que provocan el vértigo en mi corazón ...
El mismo vértigo que siente la hoja cuando en el otoño se desprende del árbol y cae...
Así me haces sentir.
Las ruimas de lo que no pudo ser..
Los sueños rotos en mil pedazos...
El tiempo se desangra en mi corazón, agoniza...
Clama por vos...
La locura magna, de aquello que supera a la perfección se inmortaliza
La lluvia cruda y desnuda cae sobre las ventanas del amor.
Y es entonces cuando la boca se me llena de sal y felicidad
El peregrinaje de la lucha, de la lucha por una utopía real.
En el presente y en tu...
Corazón...
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Este contenido es de creación original por Facundo Lizondo.
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